La apología a una frase obscena que pese a tu delirio ha escapado de tus labios, y recorre la quinta clemencia, de todos los receptores, los que te siguen, y el solo hecho de haberlo dicho, representa un castigo para vos, los interlocutores, los periodistas te persiguen, y cada rincón que le dedicas a tu placer será divulgado pasivamente si no pides disculpas.
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